Georbelis aprendió desde muy jovencito el oficio de desmochador. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Quien le conoce sabe para Georbelis Serrano Ramos es más fácil para él subir una palma que responder dos preguntas.
Pero no esquiva el diálogo, que inicia diciendo que desde muy joven comenzó en este sendero de aprender a desmochar palmas, más por cierta curiosidad que como oficio, pues el suyo está garantizado todos los años en las calderas del central azucarero Melanio Hernández, en Tuinucú.
“Nada más termina la zafra subo a Yayabo Arriba, y comienza entonces mi ajetreo de desmochador, y aquí siempre trabajo hay”, dice.
Refiere que diariamente sube algo más de una decena de palmas para garantizar algo de alimentación a los cerdos, con la palmiche que baja de cada una de ellas.
Desafiar las alturas y peligros palma arriba no es obstáculo para Georbelis. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
¿Difícil?, preguntamos. “Complicado”, responde.
“Estás batallando contra el sol, el calor, algún que otro majá, avispas y hasta ciertas aves como el cao que casi que van a la pelea contigo cuando estás arriba de la palma.
“Este tiempo de desmoche es bravo, coincide con estos meses desde mayo en adelante, pero bajo una palma, me tomo un litro de agua y a subir la otra.
“Cansa, pero yo no me canso, menos ahora que al país le hacen falta desmochadores para apoyar la alimentación de cerdos”.
Desmochar palmas es una actividad que hoy se hace muy útil, asevera Georbelis. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Y habla de la fuerza que hace falta para el oficio de desmochador, que le queda para rato y ahí estará, subiendo y desmochando palmas, siempre después de la zafra en el Melanio.
“Me queda mucha palma por subir, porque me siento aún aprendiz y ahí no me quedaré.
“Mientras la Revolución me necesite, en este oficio, aquí estaré”.
Desmochar palmas es una actividad que hoy se hace muy útil, asevera Georbelis. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
Los campesinos y vecinos de Yayabo Arriba aprecian la labor de Georbelis (D), el desmochador. Foto: Oscar Alfonso Sosa.
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