Por: Roberto López Portal.
El doctor Carlos junto al pueblo
Desde marzo del 2020 la satisfacción profesional del Doctor Carlos Alberto Ortega Cruz reside en el consultorio 35 de la Yayas, municipio Sancti Spíritus.
Acompañar a su comunidad en el peor momento en la historia médica del país impulsa a este médico que da rostro humano y corazón a los protocolos.
En sus palabras, todo mérito recae en la obra de Fidel: conductor perenne de sus manos cuando ausculta y destino de su gratitud.
-Ha sido muy gratificante esta experiencia, pues he tenido la posibilidad de estar junto al pueblo en esta terrible pandemia y las personas han sido muy comprensivas.
Hay un alto agradecimiento a la labor que realizamos todos los trabajadores aquí, no específicamente la mía, sino también de la enfermera, equipo básico de salud, clínico, pediatra... Mi impresión es que el pueblo ha sido recíproco con el trabajo realizado.
-¿Cómo han sido esas manifestaciones de agradecimiento que le ha profesado la población?
-Estamos aplicando la segunda dosis de la vacuna Abdala, y por ejemplo, aquí hay una cooperativa que nos garantiza la merienda, almuerzo, café. Y la población, pues no ha faltado, el jugo, coctel de frutas… La inmensa mayoría de las personas está muy satisfecha, muy agradecidos con la Revolución por el esfuerzo de los científicos, el personal de la salud, los médicos, investigadores y han recibido con mucha alegría esta vacuna.
-¿Ha visto muchos deseos de vacunarse entonces?
-¡Muchísimos! La gente está muy contenta, yo le decía al delegado que el 85 por ciento de las persona llega ante las 11:00 am al vacunatorio.
Pero al parecer algunos desconfían de Abdala. A pesar de vivir sanos gracias a las muchas vacunas cubanas que inmunizan su cuerpo frente a varias enfermedades.
-¿Ha visto alguien que no quiera vacunarse?
Nosotros tuvimos aquí a un muchacho joven que se negó, y se ha intentado, pero en este caso esa persona no confía en la ciencia cubana, en el potencial científico y el esfuerzo del Estado en aras de crear estas vacunas.
-¿Él con otras vacunas sí se vacunaría?
-Posiblemente sí. Parece que no confía en la nuestra.
-Si se quiere vacunar, aunque no sea con la nuestra, él sabe que la vacunación es buena.
-Claro que sí. Lo sabe.
-¿Y qué le dice usted?
-En primer lugar explicarle la importancia de la vacuna: elevar el nivel inmunológico de las personas y que es necesario. Cuantas más personas vacunadas existan menos posibilidad de transmisión de la enfermedad. Y más fácil sería controlar esta pandemia, avanzar en las diferentes esferas y que el país vuelva a la normalidad.
-¿Cómo reacciona usted antes este riesgo que representa enfrentar la pandemia?
-Todo está protocolizado. Nosotros, por ejemplo, tenemos el nasobuco, la careta, bata protectora, solución clorada, pasos podálicos. Riesgos hay, pero alguien tiene que enfrentarlos y no podemos dejar desamparado al pueblo.
En este momento histórico le corresponde al personal de salud estar a la altura de nuestro Comandante en Jefe, que fue quien nos motivó a emprender tareas difíciles y a cumplirlas con altruismo, responsabilidad, entrega. Eso es lo que estamos haciendo todos los días. Como yo hay cientos de miles, yo soy uno, hay cientos de miles que están fajados en esta lucha.
-¿Y usted ha tenido la Covid, o alguna persona cercana?
-No, no. Mi esposa es médica del policlínico sur, la niña estudia medicina y no. Familiar enfermo con la Covid no he tenido.
-Oiga, entonces es verdad que el que se cuida bien es difícil que coja la Covid.
-Yo creo que si uno cumple lo que esta protocolizado, si uno tiene siempre la percepción del riesgo en un nivel adecuado, tiene menos posibilidades. Yo no he parado de trabajar. Trabajé todo el año pasado. Este año llevo 8 meses trabajando. Y soy diabético, hipertenso y hasta hoy no he tenido ni catarro.
-Y específicamente de la vacunación ¿Tiene algún recuerdo especial?
-Algo bonito fue, por ejemplo, el día del cumpleaños del Comandante en Jefe. Nosotros aquí en la escuelita de las Yayas hicimos un pequeño matutino. Había pocas personas, pero fue muy patriótico ese ratico. Unos compañeros de la juventud (Unión de Jóvenes Comunistas) que son maestros, como nos están apoyando, leyeron una poesía alegórica al Comandante y cantamos el himno. Fue muy patriótico y a la gente del barrio le caló ese momentico de recordación a Fidel.
Y, de forma general, fundamentalmente los ancianos se sienten contentos y te lo expresan. Cuando le hago la entrevista y firman los documentos del vacunado, te expresan la gratitud a la Revolución, a Fidel, a los médicos. Porque ellos ven esta vacuna como lo vemos todos nosotros: como algo esperanzador. Todo el mundo lo espera con mucho optimismo. Creo que la victoria es cierta y está cerca. Estamos trabajando en base a eso.
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